lunes, 10 de abril de 2017

¡IZQUIERDO!

La desidia juntaletrista que me embriagaba no contaba con marzo  abril... ¡Já! "Gofetás"de azahar, días de 22º y mujeres de vestidos con escotes donde una moneda de 500 "calas" se perdería para siempre como en un pozo de los deseos.

Y es que a pesar de este tiempo más indeciso que una mujer cuando va a comprarse el vestido de fin de año, da gusto estar por la calle, ese colorido, esa luz, ese incienso por esta esquina sí, y la otra también... un lujazo vamos.

Comencé a escribir esta entrada con La Cuaresmas dando sus primeros capotazos allá por marzo, y hoy, Domingo de Ramos, ya Lunes Santo, mejor dicho, he decidido que debía terminarla. No encontraba el momento de seguir uniendo frases que conformaran párrafos con un cierto sentido... Hasta hoy.

Y es que comienza la Semana Santa de la ciudad más hermosa del mundo y qué mejor ocasión para escribir esta entrada, y así ponerle un fin. Da igual que sean las tres de la mañana, haber estado todo el día trabajando y no poder haber visto más que dos hermandades esta noche... Da igual, estamos en Sevilla y la Semana Santa es sólo una vez al año; que me quiten lo que quieran pero la Semana Santa ni pensarlo, porque yo no soy yo sin esta Semana, sin esa búsqueda del mejor rinconcito para poder ver la hermandad, ni sin esa sensación de cansancio que desaparece por completo cuando ves aparecer por la esquina unos ciriales, o sin esa sonrisa que se te dibuja en la cara cuando ves a un niño pequeño pedirle caramelos a un nazareno o a uno más mayorcito pedirle cera. No soy yo sin esa emoción reflejada por todo mi cuerpo cuando ves un paso andar al ritmo de las marchas, o sin ese acto reflejo de cambiar el rostro en cada levantá oyendo a los costaleros tomar impulso. Yo no soy yo sin ese silencio sepulcral sólo roto por el rachear de alpargatas y no puedo ser yo sin ver un palio alejarse lentamente iluminado con la candelería...

Yo no soy quien soy, ni podría ser quien soy, sino fuera por la Semana Santa; Devoción, Fe, Pasión durante un año reflejado todos esos sentimientos en una Semana. Una Semana que acaba de empezar y ¡Cómo somos! ya mismo terminar, y de nuevo a esperar...

Me levanto en unas horas, y escribo estas letras mientras suena La Madrugá de Abel Moreno, y en lo único que puedo pensar es que sean las seis de la tarde y poder aprovechar todo lo posible, de la Semana Grande de la ciudad más hermosa del mundo. 

Sevilla es su Semana Santa, y La Semana Santa es Sevilla. Buenos días.

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